Psicoactualidad | Fuente: Vitae Psicoterapia
Se acercan fechas en las que viajar suele ser una meta a muy corto plazo. Tener que coger un avión es lo que puede hacer que esa meta llegue o no a alcanzarse. Trabajo, visitar amigos o familia, conocer mundo… distintos motivos nos llevan a tomar un vuelo. Pero: ¿cuáles son los motivos de aquellas personas que lo evitan a toda costa?
Algunos acontecimientos sociales que hemos vivido en los últimos años relacionados con accidentes aéreos de distintos tipos hacen que podamos tener mayor resistencia a la hora de tomar un vuelo y mayores temores.
Las fobias son la patología más prevalente a nivel psiquiátrico y, en este caso la aerofobia o fobia a volar, es muy frecuente entre las personas.
Alrededor de un 5% de las personas que se suben a un avión dicen no experimentar ningún tipo de temor. Hay un 10% que decide no coger un avión debido a sus temores. Y el resto viajamos en avión con distintas intensidades de miedo.
Pero, ¿en qué consiste exactamente este tipo de fobia?
Dejando de lado los miedos post-traumáticos, fruto de situaciones de trauma, una fobia siempre tiene que ver con uno mismo. Con la historia de uno.
¿Qué hay detrás de lo que se evita?
Hay miedos que son heredados, que no son propios, sino que fueron de otros. Es lo que en ocasiones les ocurre a los niños con los temores de sus padres. El resto, son personales, y lo que hacemos es desplazarlos a objetos o situaciones. Es decir: hay una fuente de angustia inconsciente que se desplaza a objetos o situaciones que serán temidas.
No tiene tanto que ver si lo que me da miedo es un avión o un perro, sino que esos objetos son los que sostienen una angustia que yo estoy proyectando en ellos. Y esto es lo que tendemos a evitar, esos objetos o situaciones. Evitamos precisamente porque conseguimos así el alivio de la angustia.
¿Hay tratamiento para este tipo de fobias?
Por supuesto que hay distintos tratamientos psicológicos. Desde las terapias psicoanalíticas lo que se pretende es averiguar cómo se fijó esa angustia, este miedo. Es un trabajo artesanal entre la persona y su terapeuta para ver qué hay detrás del miedo. Y lo que vamos a encontrar es siempre un conflicto.
¿Cuándo es necesario ponerse en tratamiento?
Todos tenemos distintos miedos y distintas intensidades en los miedos. Cuando un miedo además de ser muy intenso es incapacitante, lo que va a suceder es que nuestra calidad de vida va a disminuir. En función de cuánto nos condicione en distintos aspectos de nuestra vida, decidiremos cómo actuar.
Todos tenemos que “volar” de alguna u otra forma… de lazos afectivos, de casa, de vínculos emocionales, de momentos, de personas… y hay unos vuelos, que se resisten más que otros.