Vivir sin mamá

«Un día como hoy mi hermano volvió a nacer; bueno, en realidad sería una noche como hoy porque el accidente ocurrió sobre las 22:30 de la noche. Una noche muy cerrada y cubierta de niebla. Nada tiene que ver con este sol de hoy».

Así comenzó mi mañana. Esta mañana del 20 de noviembre de 2020 en mi sesión de las 9:15am. Un trocito de sesión de mi querida paciente M, de mami. Con todo su permiso y todo mi cariño.

«Salvó su vida siendo un bebé de dos años, y en la oscuridad de la noche, desorientado y envuelto en llanto, fue capaz de encontrar a su mamá, a mi mamá, y acurrucarse junto a ella. Salvó su vida pero perdió a su mamá. A mi mamá. Y eso nos marcó de por vida».

Perder a los progenitores cuando aún somos bebés puede producir un daño psíquico irreparable.
Estas roturas influyen en la constitución, desarrollo y

Winnicott concebía al bebé desde una primera unidad indivisible madre – hijo, y a la que se sumará el padre algo después. Plasmaba esta preciosa ecuación:
Un bebé atendido por una madre volcada a él y el padre como sostenedor de este vínculo desde su inicio.
Winnicott entendía que no existe bebe sin su madre, y que no hay madre capaz de cumplir con todos los requerimientos del bebé en sus primeras etapas, si no hay un padre o 3° que haga la función de contener a esa madre. En definitiva habla de SOSTENER.
El uno al otro…y el otro a ambos.
No nos detengamos en las figuras de madre/padre sino en funciones materna/paterna ya que Winnicott siempre habla de «sustitutos».

Pero no siempre aparecen figuras de sostén o cuidadores que ejerzan la función materna o paterna y quedar huérfano supone la ruptura con el mundo, con la realidad…. quedamos heridos, abandonados y con un sentimiento de vacío que trataremos de llenar de realidad o de fantasía. Quedamos en oscura soledad.

Huérfano: «Que carece de una cosa, cualidad o característica necesaria; en especial de algún tipo de protección o ayuda de la que debería gozar».

Quedar sin amparo. Sin protección.

Con las figuras paternas, y en concreto en esos dos primeros años de vida con la figura de la madre, podremos reconocernos y ser reconocidos.
La capacidad de sostener al niño, de recoger su incomodidad, sus llantos, sus emociones displacenteras….y descargarlas de toda angustia y devolverlas en amor para que el niño pueda recogerlas de otro modo es una de las funciones más importantes que ejercen los progenitores. Es decir, para que desde niños podamos desarrollar bienestar, seguridad, comprensión y amor, dependemos del estado anímico abierto de nuestros padres dispuestos a recoger todo lo que volquemos en ellos.

¿Y qué puedo volcar yo y dónde?
¿Qué sujeto soy ahora en esta familia?

Aparece como siempre la búsqueda de sentido.

«La Búsqueda de sentido» que da nombre a mi querido blog y que hace de espejo en cada uno de mis textos a la necesidad de volver a ser…de renacer…de florecer….

Y cuando papá o mamá ya no están, aparece una búsqueda sin fin, de ser REconocido.
En muchas ocasiones nos va a sostener el ideal, y en otras tantas las identificaciones. Pero la búsqueda de sostén a veces no cesa y desea nutrirse de por vida.

«Pues aunque jamás se me olvidará esta fecha, hoy siento una tristeza distinta porque tuve que contar, casi con los dedos, los años que han transcurrido desde su muerte. ¿Cómo es posible que una hija pueda olvidar algo así si cada día de su vida siente la ausencia de su madre?
Pues hoy he sido consciente de eso, de que no recordaba cuántos años llevo viviendo sin ella.
Treinta y cuatro.
Parecen infinitos….son eternos…una vida entera.
A veces siento mucha envidia por pronunciar la palabra «mami». Yo la llamaría siempre mami».

Desde bebés experimentamos la angustia de separación. Ligada ésta a un miedo a morir que nos acompaña a lo largo de la vida, como si de nuevo fuéramos esos niños a los que mamá deja en la guarde sin saber si va a volver por nosotros.
De ahí la necesidad de elaborar el duelo de separación muy primariamente para no quedar atrapados en ese temor inconsciente a la perdida. Para no tener que buscar a mamá en las drogas, la comida, las compulsiones, el alcohol…queriendo sentir la misma satisfacción que la que sentimos arrullados en sus brazos.

Necesitamos tener una mamá en nuestra mente para no sentir el vacío y desconsuelo de la pérdida. Para no sentirnos huérfanos sin rumbo devastados por no saber contener el dolor. Un dolor que nuestra mamá omnipotente siempre hubiera arrancado de nuestra alma.

Me acuerdo de ti sin conocerte.
Te sueño despierta sin que Morfeo me visite.
Veo tu rostro en mis manos sin tener tu espejo frente a mi.
Y te veo.
Miro desde el anhelo de un abrazo tuyo.
Siento tus manos enredadas en mi pelo y adoro que me duermas así.
No oigo tu voz, ni tu risa pero escucho mi llanto. Siempre llamando a tu presencia.
Me pregunto si soy como tú. Si tu belleza es mi apellido.
No sé si te reconoceré.
No sé si vendrás a buscarme.
Sigo viviendo sin ti sin saber cómo se llega hasta aquí.
Sigo buscando quién soy sin ti.

A tod@s los que se tuvieron que nutrir del recuerdo de haber sido hijos.

Tres cosas que los niños necesitan del mundo

Tres cosas que los niños necesitan del mundo y que muchos están perdiendo en esta cuarentena:

(hablaré del término «PADRES» para referirme a padres y madres)

Los padres necesitan entender que no es solo un momento difícil para ellos como adultos sino que también es un momento muy crítico para sus hij@s y el desarrollo de su personalidad.

Lo primero que un niño/a necesita es sentir ESTABILIDAD en su vida.
Sentir que está a salvo.
Y ahora todo lo que vive es distinto a lo conocido: la escuela es distinta, el ver a los amig@s es distinto, el mundo es distinto y hasta sus padres son distintos.
Los niñ@s necesitan sentirse seguros dentro de tanto cambio a su alrededor.

Lo segundo que necesita un niño es SENTIRSE AMADO.
Que sepa y sienta que le quieren.
En esta cuarentena, muchos papás están conviviendo por primera vez con sus hij@s más de 7 horas seguidas. No es que antes no lo hicieran, sino que apenas les veían 4-5 horas. Da igual 4-5 que 5-6…. El caso es que muchos padres están descubriendo los gustos, necesidades, diversiones o dificultades de sus hij@s. Y eso les puede hacer sentirse desbordados dentro de cuatro paredes, día tras día. Soy yo el que se siente desbordado. Y la mayoría de las veces no es mi hijo/a el/la que me desborda.
Si unimos este malestar, al: no sé qué hacer para «entretenerlos»; a mi propio sentir; a que mis pensamientos me llevan una y otra vez al mismo tema; a que no se separan de nosotros los problemas económicos; al insomnio por nuestros miedos, nuestra incertidumbre y nuestro desasosiego por el «mañana»…..se nos olvida hacer sentir al otro que le amamos más allá del «hoy y sus dificultades».

Lo tercero que no puede perder un niño es la CERTIDUMBRE de que pase lo que pase, sea el «mañana» como sea, yo estoy contigo, esto pasará y se saldrá adelante.
Y ¿qué es lo que están escuchando los niñ@s la mayor parte del día? Noticias catastróficas, cifras de muertes, conversaciones telefónicas apocalípticas, conversaciones entre los padres acerca de la incertidumbre de «cuando esto termine», llantos por la pérdida de empleo, temor por la preocupación de contagio, noticias otra vez….y miedo. Mucho miedo.
Todo esto lo perciben a través de sus oídos pero también de las miradas de sus padres, de sus gestos y del trato que perciben.

Los adultos tenemos miedos, y rabia, y sentimos tristeza o desesperada…y nos sentimos indefensos y dependientes, sin control de la situación. Justo eso mismo es lo que puede sentir un bebé, un niño/a o un adolescente: una terrible angustia ante cualquier decisión que sus padres toman por ellos (por muy simple o banal que nos pueda parecer a nosotros).

Debemos transmitirle que será fuerte para atravesar las dificultades de la vida y realizará exitosamente su futuro.
«Y lo harás hijo mío gracias a tu fortaleza y porque yo te quiero y cuido de ti».

Escucho muchas quejas en sesiones porque los niñ@s no pueden salir a la calle. Si el confinamiento es lo que nos pone a salvo, mucho más les pondrá a ellos. Los niñ@s tienen una gran capacidad de adaptación y flexibilidad a cualquier entorno.
Volverán a sentir el sol en la cara, a retomar sus miles de actividades extraescolares y a correr maratones de esquina a esquina. Y hasta retomarán con ganas el reencuentro con el cole.
Pero necesitan el «contacto» desde «adentro». Podemos y debemos proporcionarles el modo de contactar con sus iguales, con llamadas, audios o videollamadas, pero sentir que están en famila, que se sienten seguros y amados les dota de una gran tranquilidad.
Lo que un adolescente no puede perder es «el contacto» con el «afuera», sea de la forma que sea necesita ese sentir que se une al otro, que está «conectado», no sólo con sus amig@s sino también con los «maestr@s» que son los profesores. Buscan la unión del profesorado en la pantalla porque hasta sus riñas las echan de menos. No importa nada más que seguir unidos y proyectar un futuro prometedor, ya que muchos de ellos conviven con la incertidumbre de las pruebas de selectividad.

Los niñ@s necesitan amor, seguridad y tolerancia. Todo el rato. Todo el tiempo…
Y en estos momentos de confinamiento muchos niños están perdiendo gran parte de esas bases vitales.

Nos encontramos con que cada miembro de la familia tiene dificultades distintas para satisfacer sus necesidades, y si nosotros como adultos no podemos controlar esa satisfacción, menos aún lo podrán hacer los niños/jóvenes ya que la autoridad escapa a sus identidades. La autoridad son los padres.

Se están produciendo entre las parejas choques, peleas, discusiones en las que ninguna de las partes puede salir de la escena y el clima familiar queda contaminado por un conflicto que nada bueno puede acarrear en confinamiento.
Tenemos disposición de tiempo y sentir tranquilidad será la veleta que marque una u otra dirección de nuestro viento.
Entre tener razón y estar tranquilos….opta por ESTAR TRANQUILOS y evitar conflictos.

Respecto a la TOLERANCIA, no significa que debamos permitirles que siempre digan y hagan lo que les apetezca. Ser tolerantes no es sinónimo de «ausencias de límites o frustraciones».

«Las frustraciones que en realidad importan son las relativas a la necesidad que tiene el niño de amor y cuidado por parte de sus padres. Siempre que estas apetencias queden satisfechas, las frustraciones de otras clases importan poco» (Bolwby).

Lo que sí es necesario y muy importante, es poder tener o desarrollar la habilidad de distinguir aquellas frustraciones que deben evitarse de las que son inevitables. La mayoría de las veces, un enfado en los niñ@s conlleva una pérdida de paciencia en los padres, Y VICEVERSA.
En múltiples ocasiones, hay una gran montaña de enfado, irritabilidad y hasta de elevado tono de voz de los padres que está generado por sus propias expectativas «fallidas» cuando el/la niño/a no se adapta a lo que yo quiero.
Por ejemplo, ¿cuántos enfados, irritabilidad y hasta gritos recordamos porque no comieron lo que yo quería que comieran, que yo había preparado durante mucho tiempo con todo mi amor y dedicación? Creo que recordaremos más de un enfado así. ¿Dónde nos lleva?

«Me quedé hasta tarde sin ducharme ni nada para preparar el puré de verduras de mañana porque no llego a todo. Les pongo lenguado o rape, no cualquier pescado, las judías verdes son frescas, nada de embotadas ni cocidas. Y me lo escupen en la cara porque prefieren meter la mano en cualquier plato que ven.¡¡Incluido el cuenco de la comida de la perra!!»
Esta era una de las últimas conversaciones con una mamá de dos mellizos de año y medio antes del confinamiento. Los niñ@s nos van marcando los pasos…el ritmo….y los tiempos. Hay que estar atentos y receptivos a esas señales.

Pero no solo hay irritabilidad o enfado en los padres, también en los hij@s. Y en muchas ocasiones no nos gusta o no podemos sostener las emociones que sacan al exterior: «no llores», «eso no es nada», «qué más te da hoy que mañana»….
Soportar las descargas de los hij@s de rabia, enfado y en ocasiones odio…les muestra que no nos asusta su sentir, que estamos sosteniéndolo y con ello permitiéndole dar una salida a todo eso que siente.
¡¡Que su sentir es válido!! Y esto es tremendamente positivo porque se le muestra al niño una «atmósfera de tolerancia en la que puede prosperar el autocontrol» (Bolwby).

Ahora bien, ¿cómo le hago ver a mi hijo/a que su sentir es válido, si yo misma no válido mi propio sentir cuando creo que debo ser «Superwoman», poder llegar a todo, hacer fitness, yoga y meditación, la comida y arcoíris de colores….hacer….hacer y más hacer….y además de todo eso….ser positiva????
Ahí es donde entra la importancia de la propia gestión emocional.

Actuar de un modo tranquilo pero firme no es incompatible. Es lo deseable. Si hay unos papás cercanos, receptivos, serenos y tranquilos, los niñ@s se empaparàn de todo eso. Ese clima generará bienestar siempre, más allá de los desacuerdos interfamiliares que puedan existir.

Si por el contrario hay gritos, desacuerdos en su presencia, faltas de respeto y ausencia de paciencia….ellos, los niñ@s, acabarán siendo los depositarios de esos conflictos. Estar irritados por «cosas nuestras» y volcar en ellos esa irritabilidad no es nada difícil.
De ahí la importancia de que los papás puedan encontrar un espacio donde sacar sus emociones, sus miedos, su angustia….y no reservarlo en su interior como almacenaje en una olla a presión…. porque acaba explotando en el mismo sitio.
Hablo de poder resolver nuestra tensión afectiva y regular nuestras emociones para gestionar nuestro autocontrol.

«Aquello que importa no es solo lo que hacemos, sino el modo como lo hacemos» (Bolwby).

Los adultos también tenemos sentimos se celos…de rabia…de irá…de impotencia….y los sacamos consciente o inconscientemente. Si esto sucede de forma ocasional no ejercerá la misma influencia en el niño/a que si es una dinámica personal o familiar continua e intensa. Y os aseguro que hay familias que el patrón de los gritos y los mandatos a voces es el pan nuestro de cada día. No es cuestión de ser psicóloga para darse cuenta, basta con tener vecinos.

Unos papás tranquilos, que aprendan sobre sus emociones y la gestión sobre las mismas, generará hijos emocionalmente sanos.

De toda mi experiencia clínica en la atención a adultos, a niños (y a sus padres) y concretamente con los Grupos de Reflexión de Padres que desde Vitaepsicoterapia se desarrollaron hace 3 años, puedo decir que la mayoría de ellos acaban viendo una parte de sí mismos que desconocían. En dichos grupos les invito a dejar de observar esa parte conflictiva con sus hij@s, para empezar a ver cómo ellos mismos fueron hijos…. qué tipo de niños fueron, qué tipo de niños les permitieron ser… qué tipos de papás tuvieron… Y esta nueva visión del «cómo yo fuí hijo» da un giro en la dinámica familiar y les lleva directamente al modo presente como padres, a su presencia o ausencia de autocontrol y a su tolerancia y modos de resolución ante las dificultades de la vida.

Escucho un audio de dos niños amigos de 8 años que se comunican a través del móvil de sus respectivas mamás tras la primera semana de confinamiento.
Uno trata de decirle algo al otro mientras de fondo se escucha un: «devuélvemeeeeeeee el móóóóóóviiiiiiiiiiiiil» a través de un gran grito lleno de fuerza. No sé qué emoción puede esconderse detrás pero su hijo lo detecta inmediatamente poniéndole su propio nombre:
niño 1: «no es por ti, es mi madre que está frustrada» En realidad dice «fustrada» y más allá de que sea consciente del verdadero significado de la palabra, él sabe perfectamente lo que quiere decir.
-niño 2: «lo siento…. Tú puedes llamarnos (se refiere a él y a su hermano) cuando quieras, nosotros siempre estamos disponibles».

Aquí sin ver nada más, sin conocer nada más, se distinguen dos tipos de dinámica familiar entre el niño 1 y el niño 2.

Preguntémonos, ¿Qué tipo de sensibilidad tenemos o mostramos ante las necesidades de ellos?

Pensemos en la dificultad que todo adulto tenemos en nuestra regulación emocional, concretamente en la regulación de nuestra propia ambivalencia (amor-odio).

Estamos muy centrados en que obedezcan las normas, nuestras normas, y se nos olvida lo lejano que puede quedar la raíz del vínculo con esa asunción de la disciplina.
Y ¿qué pasa cuándo no conseguimos esa obediencia?
Mamás y papás agotados, frustrados y enfadados. Y cada vez más lejos de lo verdaderamente importante:
«Hacer que se sientan amados».

Os invito a reflexionar…. Si un amiguito de mi hijo/a hace algo que se aleja de mis expectativas….o no se comporta dando gusto a mi deseo o a mis normas, ¿le tratamos igual que a nuestro hijo? O ¿somos más delicados y en definitiva más tolerantes?
Generalmente nos resulta más fácil tratar a los hij@s de otros que a los propios, y a los nenes parece que les pasa algo similar, ya que estar en una casa que no es la suya también les resulta sencillo ya que casi siempre son «modelos de comportamiento». Acaban comiendo lo que nunca comen y comportándose como nunca lo hacen en su casa.

Una actuación amable y cariñosa siempre va a ser mejor opción que un castigo. Siempre.
Además de poder enseñarle un modelo de regulación emocional. Aspecto más que importante para el desarrollo de su personalidad.

Mi esfuerzo como terapeuta está encaminado no tanto a la atención infantil sino más centrada en ayudar a los padres en la resolución de sus problemas emocionales y en la gestión de sus sentimientos, que los permita así desarrollar las destrezas y habilidades que ya poseen y solo deben dejar salir de ellos mismos, para convertirse en los papás que desean ser.

 

Este post está inspirado en Frank Pucelik y en las enseñanzas y las lecturas de J. Bolwby.

 

#solounpocomas

Hoy te escribo esta carta por si mañana, cuando estemos mejor que hoy, me olvido de decírtelo.

#solounpocomas, Querida mamá, Querido papá:
#quedateencasa lleva dolor de separación pero también lleva implícito un mensaje de amor, de protección y de cuidados.
Si la vergüenza me ha impedido decirte que te quiero hoy lo quiero pregonar al mundo.
Te quiero.
Y quiero que sepas que gracias a lo que tú me enseñaste, hoy puedo estar aquí, cumpliendo con mi trabajo y el deber de enfrentarnos a este virus sin corona, porque son los miles de compañeros y compañeras de sanidad, de las fuerzas de seguridad, de limpiadores, de repartidores y transportistas, de dependientes y tantos otros profesionales los que hoy llevan esa corona de reyes y reinas de la humanidad.
Quiero que sepas que en este aislamiento estás presente en mi.
Que te llevo en cada minuto de tu confinamiento multiplicado por 3.000.
Que siento esta separación como un desgarro en todo mi ser al no tenerte cerca, al no poder tocarte, darte la mano y apretarte fuerte.
Que te no te llamaré pesada por llamarme tanto pq ahora soy yo la que no deja de hacerte videollamadas.
Que te rascaré la espalda sin rechistar y complaceré tu deseo de ponerme guapa cómo si cada día fuera un domingo de misa.

#solounpocomas abuelo, abuela:

#quedateencasa porque no soportaría la idea de que te pasara algo por no estar bien aislados o incomunicados.
Parece mentira pero sí, la distancia nos salvará.
Me acompaña esa sonrisa tuya y me ayuda a ponerme serena.
Me asusta tu fragilidad y no poder estar, simplemente no estar ahí, me inunda los ojos cada mañana, cada noche.
Me mata la incertidumbre de si acecha la soledad.
Estás en mi. En mi presente, y la lucha de todos es la de seguir juntos en el futuro. Dicen que sois vulnerables pero vencisteis las miserias antiguas con trabajo duro y esto lo hemos aprendido de vosotros. Aprendimos a seguir luchando.

#solounpocomas Querido tú mi amor:

que como tantos y tantos profesionales no puedes quedarte en casa pero formas parte de esa cadena que nos hará salir adelante y seguir!!
Sólo pienso en oler tu cuerpo y sentirme estrujada entre tus brazos.
Que todas las veces que te dije: «vete un poco para allá» ahora me tortura en esta distancia. Que tu presencia en mi interior me hace sentir segura y amada.
Que te llevo cada noche a mis sueños para darte los buenos días.

Mi querido amigo, AMIGA:
No me da tiempo a echarte de menos porque estamos conectados por este cordón umbilical tecnológico, pero sí me permite darme cuenta de lo importante eres en mi vida. #solounpocomas…
#niseteocurrasalirdecasa porque todo cobra más sentido si tú estás bien.
@manuelcarrasco ya te dibujó en esa maravillosa canción para poder decirte que «voy a cuidar de ti». Que eres una de mis estrellas que no deja de iluminarme y que es bonito, muy bonito saber que siempre estás ahí.

#todovaasalirbien.
#quedateencasa No es por mi, ni por ti. Es porque siga la vida.

carta de Vitae Psicoterapia a todas aquellas personas que sean hij@s, amig@os, niet@s, abuel@s, padres, madres…viviendo este confinamiento.

El video salió publicado en Instagram de @vitaepsicoterapia el 1 de abril de 2020.

«No puedo respirar»

Nuestros pulmones enferman.

Están dejando de funcionar. El Covid-19 atraviesa sus paredes e invade así su vida allí. Este virus instala su vida en ellos. Y lucha por vivir.
Se produce así una batalla entre la lucha por la vida entre dos partes. Pero inevitablemente, como en toda guerra, la vida de uno conlleva la muerte del otro.
¿Y si este virus nos está gritando «algo» porque es la única forma que tiene de que escuchemos?
Algo que tiene que ver con cómo nos relacionamos…con cómo nos vinculamos…con cómo amamos….Ante qué nos resistimos…
¿Y si está poniendo en enfermedad -ya que este virus no puede poner palabras- nuestra manera de vivir y de relacionarnos con el mundo?

Mi colega y querida amiga Dra.Rodríguez, clínica de corriente psicoanalítica, me mandaba un mensaje para que escribiera sobre esto: nuestra visión compartida sobre esa falta de aire que tantas veces sentimos.

Pasamos nueve meses cobijados por nuestra mamá. Nueve meses en los que nuestra vida depende de la suya. Nueve meses encerrados creciendo en un vientre del que no queremos salir.
«Respiramos»….porque ella respira.
No es hasta el momento de nuestro nacimiento donde verdaderamente hacemos nuestra primera respiración.
Es en esa salida al mundo cuando nuestros pulmones toman aire por primera vez. No debe ser fácil para el bebé. Seguramente es ese corte del cordón umbilical el que le produce esa primera sensación de
«me falta el aire». Y es en esa primera inspiración cuando sus pulmones deciden empezar a caminar.

Hasta que ese bebé puede poner palabras, serán sus órganos de contacto los que hablarán por él. En algunos casos, dando señales o síntomas.
Esos órganos de contacto con el mundo que le rodea, con las personas que deben sostenerlo, son la piel y los pulmones.
Nuestros pulmones son de mayor extensión interna que la piel. Respiramos cada día unas 20.000 veces. Son nuestro vehículo entre el «adentro y el afuera»; entre yo y el mundo; entre yo y el otro; entre yo y los otros. Son, ahora que ya no somos bebés, el cordón umbilical que nos une al mundo.
A la vida.

Si nos impiden respirar, nos impiden vivir.

«No puedo respirar»….»Me falta el aire» son las expresiones más escuchadas en una persona que padece ansiedad. Me falta el aire viene a decir: me falta libertad.
Si me falta libertad, quizá me sienta cohibido, quizá inhibido, quizá reprimido…. quizá. El miedo me paraliza y si no encuentro defensa psíquica, habrá un desbordamiento en forma de síntomas que hablen por mi.

Torwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke señalan: «Cuando a uno le cuesta respirar, ello suele ser señal de que teme dar por sí mismo los primeros pasos con libertad e independencia.  La libertad le corta la respiración, es algo insólito que le produce temor».

Una libertad de expresión, de movimiento, de vinculación, de deseo, de ser y poder ser lo que soy y no lo que intento mostrar que soy.
«Me ahogo»: es el corte con el «afuera». Es la asfixia. Con uno mismo y con el mundo.

Inspirar es tomar aire, incorporar del afuera, meter algo del exterior en nuestro interior: crear un vínculo.
Cuando nuestros pulmones fallan, es un respirador el encargado de mantener ese vínculo con el exterior. Es un proceso activo.
Espirar en cambio es un proceso pasivo, es calma, es soltar, expandir….Es fin y principio a la vez. Es expulsar la toxicidad para poder llenar de luz.
Y este vaivén del aire, este proceso de movimiento del aire entre el Interior y el exterior, es la respiración.
Es el transporte de oxígeno desde la atmósfera hasta los alvéolos pulmonares y la eliminación de dióxido de carbono desde los alvéolos al exterior.

Nuestro planeta también se asfixia con nosotros, porque respira el mismo aire. Quizá nosotros seamos el covid-19 de nuestra tierra, y establecemos también esa batalla por la vida. Invadir para vivir. Tal como hace este virus con nosotros.
Me pregunto si seremos capaces de reflexionar lo que se nos está mostrando a través de la enfermedad.

«La respiración impide que el ser humano se cierre del todo, se aísle, que haga impenetrable la frontera de su yo. Por muy deseoso que el ser humano esté de encapsularse en su ego, la respiración le obliga a mantener la unión con lo ajeno al yo».
Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke.

Aislamiento:co-vidA

Paciente T, de temor a la pérdida.

Cuando publicaba el otro día en Instagram que mi proceso de adaptación a esta situación dramática de estar aislados por el Estado de Alarma me estaba llevando a la elaboración de un duelo tiene mucho que ver con esto que me ocurrió después:
                «Nos han dado malas noticias de mi papá. Y encima sin poder verle por el contagio. Mi padre es mi todo. Y yo no lo entiendo….se me va».

 Hace unos días, mi querida Bea, me trasladaba este sentir que puede ser el resumen de 3 sesiones juntas de distintas personas. Lo primero que le recomendé fue que facilitará un móvil a sus padres para poder verse y a través de ahí, sentirse. Tiene relación con lo que quiero trasladar.
No son únicamente los casos de enfermos por coronavirus los que están perdiendo la vida. Sino que la vida sigue y pacientes crónicos, oncológicos, con accidentes cardiovasculares o por infartos siguen muriendo o su enfermedad sigue avanzando.

Muchas personas piensan en la economía del «después». Yo pienso en la angustia del temor a la pérdida del hoy y las secuelas que dejará en el «después».
Padres separados de sus hijos….nietos separados de sus abuelos…..Hijos rotos sin sus padres….amores sin más alianza que su anillo y la distancia como motor de la esperanza de volver a estar juntos.
Esto despierta un temor que no hay clase de gym virtual que lo silencie. Que sí, que está genial moverse, pero que hay que colocar nuestro sentir como si jugàramos a las cartas: volver las emociones boca-arriba.
¿Qué sientes? Ahora que tienes tiempo, ¿dedicas parte de él a escucharte para saber si te sientes bien o mal?
Tienes que saber: ¡¡¡que es normal lo que sientes!!!!
-11:15….lloras sin saber el motivo
-11:25….pones la tele
-11:35…..la quitas del cabreo
-11:45….lloras con motivo
-12:15….ríes llorando al ver un meme de perritos exhaustos de paseos.
-12:30….abres la nevera
-13:00….ríes con el audio de tu amiga que parece piripi pero es que está aislada.
-13:30 lloras pq tu hijo que está sacando de quicio porque él se siente desquiciado. Y así, subes y bajas…ríes y lloras….te enfadas, te frustras, te entristeces y vuelves a reír……
Son tus emociones queriéndose colocar, pidiéndote que las escuches, que las dibujes, las escribas, que las coloques fuera de ti.
¡¡Ponles palabras!! Pon voz a lo que sientes porque te ayudará a sentirte mejor.
Y es todo este torbellino emocional que se junta con esos temores que tenemos ante esta situación que vivimos de encierro para evitar el contagio y ante la pérdida de nuestras personas queridas.

Hemos perdido nuestra rutina, nuestra libertad, nuestra forma de expresar el amor…..y este proceso de duelo nos lleva por distintas fases. Distintas etapas:
Fuimos atravesando por La negación, que llegó cuando vimos la noticia del surgimiento de este nuevo virus: «eso les pasa a los chinos», «porque comen de todo», «china está muy lejos de aquí»….
La negación muestra aquí una defensa de nuestro yo a pensar la proximidad o la inmediatez de que a nosotros nos ocurra lo mismo que a ellos.
Caminamos por la irá y el enfado que surge como medio para enfrentarnos a los obstáculos que percibimos. Sentimos que nos impiden hacer….
El miedo y la tristeza nos oprimen desde la incertidumbre y el desconocimiento de qué es lo pasa cuando nos contagiamos, qué sentiremos…compramos compulsivamente y nos sentimos abatidos por las separaciones, angustiados por el aumento de personas contagiadas y fallecidas.
Nos tropezamos con la culpa por distintos motivos o actuaciones, algunos, porque estamos viendo que otros sigue saltándose las normas claras y rotundas de quedarse en casa: no se puede salir a correr!!! Ni a hacer «cómo si» necesitamos ir a comprar llevando una bolsa para eludir la multa si nos pillan!!
¡Miles de personas están trabajando para salvarnos la vida! Por favor, ¿podéis entrar ya en la aceptación? Cuántas multas necesitáis? ¿Cuántas bajas de nuestros héroes con batas de papel? ¿Cuántas muertes más?.

Pero esta realidad que atravesamos, de encierro, temiendo por nuestro familiar y sin poder salir de casa para su encuentro, supone un escenario totalmente desconocido y devastador emocionalmente.
Personas que están perdiendo a sus familiares sin poder hacer una despedida. Porque estamos aislados. Porque estamos tratando de evitar el contagio masivo. Y mientras tanto aún hay quien se cree con el derecho a pasear porque «yo lo valgo». Personas que están muriendo solas, sin más (NI MENOS) compañía que la de algún profesional sanitario. Y creo q me estoy poniendo en el mejor de los casos porque la saturación de trabajo que tienen no sé si les podrá permitir el acompañamiento en los momentos del final de la vida.
Cientos de personas, miles de personas están atravesando este dolor ahora mismo.
Despedirnos en la distancia. Separados sin vernos. Ya para siempre. Esto es lo terrible y lo que hará supurar nuestro dolor.
Nuestro drama, el de la mayoría que estamos (de momento) bien, en el peor de los casos es no poder salir de casa.

La pérdida de un ser querido siempre es triste pero no siempre es traumática. El momento que estamos atravesando, sin ese lugar reservado a la despedida, puede hacer de esa pérdida algo traumático.
Hay muchas pérdidas sin despedidas….todas aquellas que son inesperadas carecen de un cierre. Y a esto hay que sumarle  no poder ver el cuerpo del fallecido y no poder velarlo.
Son 3 factores que hacen un duelo complicado. Y muy doloroso.
Estos duelos no son resueltos.
No se está pudiendo hacer una despedida. Y los corazones no olvidarán está abrupta ruptura que nos lleva al mayor de los desgarros.

No podemos acompañarlos, ni cogerlos de la mano, ni decirles que les queremos…ni tampoco podemos tener un velatorio común que hace de antesala de este proceso de elaboración.Nos encontramos entonces con un duelo desparramado, como una herida abierta….y habrá mucho trabajo por delante para cerrarla.

Nosotros los psicólogos estaremos ahí.

Cerrar significa hacer que una cosa que estaba abierta deje de estarlo. Así de simple y así de complicado. Pero cuando se trata de cerrar una herida, entonces eso es cicatrizar. Si no se cierra, una herida abierta dolerá de por vida. 

Deberemos entonces buscar nuestra manera personal y subjetiva de hacer una despedida, a nuestra manera, «como si» fuese nuestro velatorio. Podemos escribir una carta por ejemplo y poner en palabras todo aquello que necesitemos decirle.

No recuerdo en qué medio leía recientemente que precisamente la tecnología puede ayudarnos en este asunto, ya que los profesionales sanitarios estaban proporcionando videollamadas para que enfermos y familiares pudieran sentirse cerca o incluso despedirse, para siempre. Y si esto se puede hacer, ¡¡¡hagámoslo!!! Que no se nos quede nada en el tintero para facilitar un adiós con los nuestros. Un cierre que ayude a despedirme. 

Por todo esto,  es normal cada emoción que sudamos y que nos quita el sueño. Sea la que sea. Pero para elaborar hay que parar. Parar de hacer para sentir. Porque eso también es hacer.
Es momento de nuestro trabajo personal y de cambiar el foco de nuestra mirada para salir fortalecidos cuando todo esto termine. Porque esto, también pasará.


Y en tu mano estará que todas tus intenciones de hoy se vean satisfechas cuando volvamos a nuestra normalidad o queden almacenadas en el mismo cajón de siempre.
¿Nos acordaremos mañana de lo que hoy añoramos?
¿Realmente demostraremos lo que sentimos? O será uno más de tantos: «tenemos que vernos más»; «tenemos que quedar»; «a ver si te llamo»; «un día de estos paso a verte»….
¿Aprenderemos a querernos mejor? ¿Me empezaré a tener en cuenta? ¿Cuidaré de mí para luego, poder cuidar de los demás?

¿Quién soy realmente y quién digo que soy?

Esto está sobre la mesa en este aislamiento y es tuyo. Está en tu interior.

PARAR PARA PODER CONTINUAR. #Quedateencasa

Detrás de cada paciente oncológico…

Paciente V, de vida:
«No sé cómo me siento….
A veces, es como si nada me estuviera ocurriendo porque no tengo dolor y otros días duermo todo el rato porque mi cuerpo me pide repararse. 
A veces, siento todo igual hasta que me veo en el espejo calva y sin cejas….pero si tuviese pelo, algunos días no se diferenciarían de estar tumbada en el sofá a causa de un gripazo. Tampoco quiero indagar de forma consciente mi sentir, porque estoy bajita de defensas y, a veces, todo me provoca llanto: si me llaman por teléfono para a preguntarme cómo estoy me emociono al despedirme; si no me llaman desde hace días o semanas, siento que no soy tan importante como para que se tomen la molestia de perder 5 segundos de sus 24horas en mandarme ni un mensaje, y ahí también lloro. 
A veces, pienso: si atravesando esta enfermedad hay amigas, amigos y familia que no me dan ni esos 5 segundos a través de un «¿qué tal?», ¿qué tendría que ocurrirME para que se animaran a hacerlo? 
¿Alguna vez te has parado a imaginar que estuvieses semanas tumbada con dolor en todo el cuerpo y cansancio, sin apetito, con todo tu organismo alterado: función intestinal, sistema digestivo, cardiáco, etc….con Químio medio año de todo un año, sin pelo….y no recibieras mensajes o llamadas de tu gente querida? Eso te hace más agujero que el cáncer».
Recuerdo perfectamente mi primer paciente oncológico hace 9 años. Este trocito de un día de sesión permaneció mucho en mí.  Hasta que, años más tarde, pude sentir con mis propias tripas lo que en ese momento decía con palabras y sin ellas, sólo con su mirada cuando yo hacía silencio.
Detenerte en lo emocional te hace sufrir mucho….tienes que re-colocar tu deseo, tus ganas, ver tu cuerpo defendiéndose de un organismo vivo que quiere vivir dentro de ti, y del veneno que necesita beber para arrasar con todas las células malas y buenas, ya que eso son las «víctimas colaterales». Los mayores daños de toda guerra.
La respuesta psicosomática va a depender entonces de muchos factores, y entre ellos se encuentran, por un lado todo el entorno que rodea al paciente y por otro su posición subjetiva: cómo se va a colocar en este proceso.
Hay muchas circunstancias por las que un paciente con cáncer llega hasta la consulta de un psicoterapeuta. Diversos estudios muestran que asistir a terapia durante el proceso de la enfermedad se asocia a una mejor calidad de vida.
Elaborar el impacto psicológico que produce el diagnóstico no es igual hacerlo sólo que con un terapeuta a tu lado. Y recorrer el camino del tratamiento tampoco.
La palabra es la que hará que el paciente se Re-coloque, que cambie de posición ante lo que lo está dañando. Sacar la queja, elaborarla y darle forma para gobernar una parte interna que permita dar sentido. El paciente necesita «historiar» su enfermedad. Y encontrarse amado. 
Mi historia como paciente va de la mano de un superhéroe: mi cuidador, mi autoestima, mi ganas, mi empuje y mi tirón, mi espejo con mucho brilli-brilli y mi barra de labios flúor; mi bastón y mi brújula. Mi mami y mi enfermero. Mi paciencia y mi espera. «MI HÉROE SIN CAPA». (Os contaré en otro momento).
Se genera tal sufrimiento psicológico que normalmente van a aparecer síntomas de otros cuadros clínicos como son los síntomas de ansiedad y depresión. Con lo que ya no hay que combatir con tu cuerpo que enfermó sino también con tu psique.
Las alteraciones emocionales se compraron el abono a la montaña rusa y tu sonrisa sube y baja acomodada en ese vagón del que no sabe cómo bajar.
Cada persona tenemos un ritmo distinto….para contarlo, para pedir ayuda, para pedir atención o cuidados, para ser escuchados….no juzguemos.
Detrás de cada paciente oncológico hay un mundo.
Detrás de cada persona,una historia que la define. 

La mirada nutriente.

Es la mirada que recibe y cómo la recibe; son las caricias; el tono de voz que escucha; la calma que recibe lo que va nutriendo al bebé en torno a la alimentación. Un bebé alimentado pero sin nutrir emocionalmente podría no llegar a un completo desarrollo psíquico.

El bebé busca y necesita el encuentro con ese sostén que lo nutre desde el contacto piel con piel, que lo acuna, que lo mece, que lo protege. Poco a poco va a ir integrando lo que le calma o le agita, lo que le da sosiego o le irrita para ir configurando sus etapas de desarrollo psíquico. Deberá recoger todo lo que el entorno le da, para más adelante poder ser él quién comience a crear su mundo externo.
Que haya un entorno en calma, un clima afectivo cálido, una energía amorosa influyen en cómo será su desarrollo psicomotor. La energía y el amor que rodee al bebé, será su motor emocional.
Son generalmente los padres desde antes de que el bebé llegue al mundo quienes tratan de prepararle «ese entorno en calma», ese «hogar de mimitos».

Un ejemplo de ello es en el tiempo y la ilusión que dedican a la decoración de su habitación. Desde el embarazo, los padres en general y en la mayoría de ocasiones, la madre en particular, desean preparar la llegada al mundo de su hijo. Y más concretamente, es la llegada a su propio hogar la que  anticipan creando un espacio para su hijo. Este paso forma parte del proceso de dar una acogida cálida al nuevo miembro de la familia.
Su habitación será la zona que le hará soñar, que le creará ilusiones y que le dará seguridad.
Será el territorio destinado a crear su mundo interno. Será el depositario de sus experiencias más personales.
Invertir algo de tiempo y dedicación en preparar este emplazamiento con colores cálidos que le aporten serenidad y relajación, con juguetes de materiales naturales como la madera que le permitan desarrollar su creatividad son detalles importantes a tener en cuenta ya que será donde  sus días y noches transcurran desde que llegó como bebé.

Su habitación será un reino privilegiado que sus papás eligieron para él, en el que descansará, dormirá, obtendrá la calma y el placer de jugar. Con el deseo implícito de que sienta bienestar y felicidad.
Le ayudarán así a crear un lugar de pertenencia, de expresión y de crecimiento único. La personalidad se va conformando desde que nacemos y el entorno en el que nos desarrollamos tiene que ver en ello.

<<Vivamos nuestro educar de modo que el niño aprenda a aceptarse y a respetarse así mismo al ser aceptado y respetado en su ser, porque así aprenderá a aceptar y respetar a los otros>>
Humberto Maturana.

Texto cedido a http://www.mimitoshome.es

«Se suponía…» (EL PUERPERIO SIN MAQUILLAJE)

Esta carta es sólo tuya, para ti y por ti, pero puede ser el reflejo de cualquier mujer con la herida de madre abierta.

Mi querida Estrella:
En tu reciente historia reposa mi deseo de sostenerTE, de cuidarTE en la distancia acortando los kilómetros por besos virtuales y abrazos de chocolate caliente en este frío invierno.

No imaginas la angustia de quererte en la distancia mientras mis vacaciones se mezclaban con tu quirófano….No imagino tu sentir en esos momentos ni en los muchos otros por los que atraviesas. Pero quiero tratar de dar comprensión a algo que siendo un mundo desconocido ahora parece ser tu mejor amigo.

Nadie te habló de que de un momento para otro, de golpe, sin darte ni cuenta, tu identidad sería modificada. Ahora no sabes nada de ella…y tienes que aprender de ti lo que no te pueden contar ya que es tu SER el que buscará en profundidades desconocidas.

Se suponía que ibas a dar a luz a dos preciosos bebés que podrías sostener en tus brazos mientras les dabas el pecho, se suponía que te los llevarías a casita a su nuevo hogar, se suponía que dar a luz sería el momento más maravilloso de toda mujer, se suponía que estarías en un éxtasis de felicidad…SE SUPONÍA…

No imagino entrar en quirófano con una barriga que porta dos vidas….y despertar de la anestesia en soledad, en la UCI, sin barriga y sin bebés. Dos bebés prematuros, sanos pero luchando por vivir. Tres días de ausencia y desconocimiento sin reconocimiento de sus ojos…su olor…su tacto….Conocerlos tras el cristal mientras debes conocerTE a ti misma habiendo salvado tu vida. TU VIDA, preciosa. Tu preciosa Vida.

Imagino a una madre que se pregunta: -”¿Dónde quedó esa fantasía de dar a luz y llevarte a tus cachorros a su preciosa habitación recién pintada?” -”¿Dónde colocar el enorme vacío que se ha creado tras parir sin dolor pero entubada?”. -”Soy yo pero, ¿quién soy?” -”Son ellos pero, ¿quienes son?”.

Existe un postparto del que nadie te habla, ese que tiene un color “azul oscuro casi negro” y que está presente en más madres de las que podrías imaginar.
Quizás tu miedo a lo desconocido de ellos y a lo desconocido de ti no te deje sentir con claridad que el vínculo que sólo tú conoces y masticas, se acabará horneando sin que apenas te des cuenta pero mientras tanto…. quizás debas amasar con fuerza esa «masa madre» que te hablará de ti.

El agujero que hay tras un llanto desconsolado y sin descifrar significado se debe a esa separación del corte umbilical que sin darte cuenta has vivido tan abruptamente, que necesitas colocar ese sufrir fuera de ti. Pero mi querida, no olvides que tan sólo es una separación física y que la unión a tus cachorros corresponde a otro orden. A uno superior.
Sigues en fusión con tus bebés preciosa. En el mundo emocional no hay separación. Están absolutamente conectados a tu alma.

Lo que ocurre es que al entrar en contacto con los propios conflictos emocionales te abre la psique y te desgarra emociones confusas, profundas y astilladas sensaciones desconocidas tras el parto. Es la SOMBRA que acecha tu presencia, que quiere salir de ti, que necesita que la veas, que la palpes…no puede ser adormecida ni callada sino que debes perseguirla para correr sus cortinas y que así pueda entrar la luz del sol. A veces, la luz más brillante procede de lugares oscuros.

La sombra según C.Jung se refiere a las partes desconocidas de nuestra psique y de nuestro mundo espiritual. Desconocidas pero nuestras. Tapadas pero reales. Que están ahí esperando salir. Sombras que van a aflorar tras esa desgarrada apertura de dar vida a un nuevo ser.

Nadamos entre polos: amor y odio…luces y sombras…y nuestra psique se posa en un binomio de luz y oscuridad que no todo el que nos rodea comprende.
A todas aquellas personas que acompañan a una mujer que acaba de dar a luz me gustaría poder decirles que intenten comprenderla más allá de sus manifestaciones, más allá de su luz y su sonrisa. Comprenderla en su oscuridad, en sus dudas, en sus miedos, en su «SI pero NO», en su «NO pero SI»….Es necesario comprender sus silencios, comprender su llanto más allá de su queja porque habrá momentos donde ni ella misma pueda ser capaz de reconocer cuál es su queja. Es su sombra la que habla…es su ambivalencia la que grita su amor y su desconcierto…Es su deseo de ser comprendida en todo su ser, como una pequeña niña que lo único que busca es el consuelo de su madre o de su padre sin que tengan en cuenta la travesura que acaba de acontecer. Solo busca la aprobación y el abrazo.

No os asustéis de que aparezcan en ella emociones extrañas, contradictorias, ambivalentes…. Simplemente acompañarla en ese sentir y sostener su desconcierto emocional para que no caiga al vacío. Que no se sienta huérfana ni viuda emocional.

Leed a Laura Gutman y simpelemente, poneros en su piel.

Hay sufrimiento y hay dolor. No os olvidéis de que la recién madre va a mostrar sus aspectos no reconocidos conscientemente asique no le pidáis que os detalle su malestar porque quizás lo tenga que descubrir. Y después podrá poner palabras. Y así hará consciente lo inconsciente. La propia búsqueda.

Winnicott decía que “no existe bebe sin su madre y luego agrega que no hay madre capaz de cumplir con todos los requerimientos del bebé en sus primeras etapas, si no hay un padre o un tercero que haga la función de contener a esa madre”. Es decir, un bebé atendido por una “madre corriente devota” volcada a él y el padre o ese tercero como sostenedor de este vínculo desde su inicio. Así la madre no podrá caer porque es sostenida por un otro.

No temas preciosa porque llegarás a afrontar las sombras con un mayor conocimiento de ti misma. Y lo harás porque asumirás la valentía de enfrentar los propios conflictos internos.
Tienes un cuerpo en dolor, heridas en recuperación, medicación, te sientes fatigada, frágil, quizás algo triste o deprimida…no te exijas en exceso. No hay que sonreír si no tienes ganas, ni tratar de ser amable, ni cumplir con las visitas…todo eso querida, déjalo en otro plano. RECUERDA: LO PRIMERO ES ANTES.

Tratarás de evaluarte constantemente queriendo ser “buena madre”, pero te inscribiré en «El Club de las Malas Madres» para ayudarte a recordar que la culpa no es buena compañera de viaje, y que mejor la desahuciamos a las profundidades donde te va a hacer llegar a ti.
Serán tus propios hijos los que te recordarán (porque ahora no pueden hablarte) que TODO PASA, que muchas madres como tú sintieron exactamente lo mismo, pero nadie les contó que su sentir es producto de su sombra.

Por eso estoy aquí. Para contarte lo no contado.
Voy justo a tu paso. Observando tu caminar detrás de ti. Siguiendo la dirección que me quieras marcar.

Siempre Tuya.

 

Todos sentimos el anhelo de lo salvaje. Y este anhelo tiene muy pocos antídotos culturalmente aceptados. Nos han enseñado a avergonzarnos de este deseo. Nos hemos dejado el pelo largo y con él ocultamos nuestros sentimientos. Pero la sombra de la Mujer Salvaje acecha todavía a nuestra espalda de día y de noche. Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotros tiene sin duda cuatro patas.

DOCTORA CLARISSA PINKOLA ESTÉS

“O-DIOSAS” ODIADORAS

Vitae Psicoterapia

Este pasado domingo 18 de febrero en el programa de Jordi Évole «Salvados» se reflejaba cómo en las redes o a través de ellas seguimos “compartiendo odio”:

El odio es una de las principales fuerzas de la condición humana, una pasión, un motor, amor y odio, son las 2 fuerzas que nos mueven a buscarnos, a reconocernos, a identificarnos…o todo lo contrario…a separarnos, a no reconocernos como iguales, a marcar distancias y diferencias, a destruir al otro a a lo que nos disgusta en ellos”. (Salvados – 18-02-18).                                                                                              

En la pasada publicación de Vitae ya compartimos estas sensaciones pero me temo que seguiremos hablando, reflexionando y leyendo sobre ello. Hace unas semanas, Alexandra Pereira del blog “Lovely-Pepa” denunciaba públicamente en su canal de youtube el acoso que estaba  sufriendo en un foro casi desde el inicio de sus publicaciones. Nueve años sufriendo insultos, mofas, ridiculizaciones, vejaciones a sus personas queridas por el simple y difícil hecho de estar en el ‘top de las bloggers’. Un foro en una sección de una renombrada revista en el que sólo se hacía eso: mofarse y criticarla. Palabrería llena de prejuicios y atribuciones negativas y hostiles. Lo más increíble: esos insultos y descalificaciones provienen en su grandiosa mayoría… de otras mujeres.

Mientras, fuera del ciberespacio, se promueven continuas reacciones sociales, como el “#metoo” que reivindican una visión de igualdad y de dignidad de la mujer. Parece que, enmascaradas tras las redes, se esconden discursos de odio de parturientas mujeres que engendran vergüenza de género sólo de pensarlo: parece que somos las mujeres (algunas o muchas) las peores enemigas de nuestro género y nuestras profesiones. Nuestras peores enemigas somos nosotras mismas. Mujer contra mujer.

En realidad todo esto es el reflejo de lo que se ha producido socialmente toda la vida: unos que desean lo que otros tienen pero que no pueden elaborarlo de ningún otro modo que no sea la destrucción sádica del otro. Mordiendo con saña hasta desgarrar a esa persona que o bien nunca podré parecerme ni llegar a ser… O bien me recuerda tanto a lo que no me gusta de mí mismo que sería insoportable poder asumirlo en mí persona, motivo por el que lo proyecto fuera, en otra persona.

¿Somos odiosos y estamos dejando al desnudo lo que somos? ¿Sabemos lo que somos?

Valiente tú, querida Alexandra, por enseñarnos hasta qué punto la envidia es el mayor ácido corrosivo de nuestra sociedad. 

Escribiendo estas líneas me asomo a esta cita del escritor inglés Samuel Butler: “El hombre es el único animal que puede permanecer en términos amistosos con la víctima que tiene intención de comer, hasta que se la come”

Y esta cita me lleva a su vez a la figura del «Chivo Expiatorio». Rituales religiosos recogen en sus tradiciones sacrificios de algún animal para la expiación de los pecados de la población. A este chivo expiatorio se le sacrifica, aún siendo inocente, para que toda la tribu recupere el bienestar y se le conceda así el perdón de los pecados. 

El chivo expiatorio es un inocente al que las personas de un grupo acusan, culpan y castigan por los errores o problemas de otros. Se le expulsa de esa identidad de grupo porque es más fácil ese sacrificio que el análisis personal de responsabilidades de cada uno de sus miembros. Personas que usan a personas para descargar las basuras propias y que así sus putrefactos errores no huelan tanto. La peste es de otro.

Si frecuentemente ocurre con los miembros de la propia familia o incluso con el propio grupo de amigos, imagínate, Alexandra, qué no va a suceder en un foro donde todas llevan máscaras venecianas con un objetivo en común, que da sentido al grupo y la posibilidad de disociar ”las buenas” de “la mala», el que está dentro y el que queda fuera, que en tu caso se plasma en “nosotras”, las líderes que formamos un grupo que nos da entidad e identidad… Y “tú”, esa que no permitimos CON nosotras pero que de modo inconsciente deseamos ser COMO eres, hacer lo que haces, sentir como sientes y tener lo que tienes. Si tu presencia y comportamiento difieren de lo estipulado, se convierte en una amenaza potencial para el equilibrio y el funcionamiento del grupo.   

Si caminas y avanzas más que el propio grupo… no te lo perdonarán.
Si la persona tiene una personalidad independiente, receptiva, sensible y empática, si es honesta y creativa, aún se convierte en presa de mayor vulnerabilidad para el grupo. Dejando la belleza y el atractivo personal a un lado… ya que son factores que suman para la candidatura a tal presidencia.

La elegida como «chivo expiatorio» muchas veces es alguien a quien se le culpa por todo, la que soportará las acusaciones y los reproches del resto de amigos. Son las cualidades de esa persona las que el grupo no acepta ni tolera y por ello desea convertir a esa persona en “alguien diferente” que es la amenaza grupal por ser quien despierta los celos, la envidia y la inseguridad en las otras personas. Es el grupo el que es incapacidad de tolerar su propia debilidad y sus defectos, pero cada uno de sus miembros, para evitar así su propia angustia, es instruido por su líder para apoyar la culpabilidad del chivo expiatorio. Todos se adaptan perfectamente a ese rol.

Vitae Psicoterapia“Pensando en ti como ahora pienso” te escribo todo esto por si pudieras encontrar respuesta a tus porqués. Quizá en estas pinceladas pueda ayudarte a dar algo de comprensión a toda esa sinrazón. No te insultan porque seas inferior o ridícula sino para hacerte creer que lo eres. Y es maravilloso que NO lo hayas permitido… que tu ser fuerte te haya mantenido en pie porque todos sabemos que hay mucha gente que no lo puede resistir, que las burlas e insultos les han superado y que, casi con seguridad, la única forma que encuentren de superarlo sea a través de nuestra ayuda terapéutica.

Estas mujeres narcisistas y “odiosas haters” pretenden nombrarte como desean que seas, no como eres en realidad.

«En lugar de proyectar su violencia hacia el exterior contra un chivo expiatorio, deberían nombrar y confrontar honestamente la disfunción existente dentro de ellos mismos.» Robert Barron.

Pensamiento y palabra son dos conceptos que van de la mano, de tal modo que lo que hablamos influye directamente en lo que pensamos. Si en nuestras palabras hay respeto, en nuestro pensamiento hay respeto. Si en nuestras palabras hay ira, en nuestro interior bailan huracanes de rencor. A nivel cognitivo y basándonos en la neurolingüística: gran parte de lo que se dice acaba creando lo que se piensa. Y, a su vez, el pensamiento crea forma.

La pesada mochila que debe soportar un chivo expiatorio le lleva a transitar por espacios psicológicos difícilmente libres de angustia y tormento. Ser acusado, rechazado, culpable sin más motivo que el porque sí, puede tener consecuencias psicológicas importantísimasEn cambio tú, querida Alexandra, te vuelves fuerte ante la adversidad y te decides a escupir aquella lava latente desde hace años y en un desgarrador grito de socorro te vuelves la reina de nuestra empatía y haces que podamos vernos y expresarnos a través de tus ojos, de tu fuerza… “No estáis solas” es el mensaje que lanzas a todas aquellas personas que, como tú, se puedan sentir devastadas por semejantes rebaños de odio….

”No estás sola” es LO QUE YO TE DIGO A TÍ. 

«Una mujer que sabe lo que quiere,

que surca sola los mares de sus fantasmas,

Una mujer decidida, creativa, fuerte y segura de sí.

Una mujer inteligente y culta,

que afronta sus propios retos y supera sus metas.

Una mujer libre, que vuela sus sueños.

Que no sigue rebaños y se sale de la norma.

Una mujer sencilla en su complejidad,

empática, sensible y justa.

Una mujer admirada y bella.

Y ciegamente guapa….

Una mujer así, asusta a muchas mujeres».

Dedicado a todas y cada una de las personas que en algún momento de su vida se sintieron pequeñitas y tuvieron miedo de ser quienes son.