Es la mirada que recibe y cómo la recibe; son las caricias; el tono de voz que escucha; la calma que recibe lo que va nutriendo al bebé en torno a la alimentación. Un bebé alimentado pero sin nutrir emocionalmente podría no llegar a un completo desarrollo psíquico.
El bebé busca y necesita el encuentro con ese sostén que lo nutre desde el contacto piel con piel, que lo acuna, que lo mece, que lo protege. Poco a poco va a ir integrando lo que le calma o le agita, lo que le da sosiego o le irrita para ir configurando sus etapas de desarrollo psíquico. Deberá recoger todo lo que el entorno le da, para más adelante poder ser él quién comience a crear su mundo externo.
Que haya un entorno en calma, un clima afectivo cálido, una energía amorosa influyen en cómo será su desarrollo psicomotor. La energía y el amor que rodee al bebé, será su motor emocional.
Son generalmente los padres desde antes de que el bebé llegue al mundo quienes tratan de prepararle «ese entorno en calma», ese «hogar de mimitos».
Un ejemplo de ello es en el tiempo y la ilusión que dedican a la decoración de su habitación. Desde el embarazo, los padres en general y en la mayoría de ocasiones, la madre en particular, desean preparar la llegada al mundo de su hijo. Y más concretamente, es la llegada a su propio hogar la que anticipan creando un espacio para su hijo. Este paso forma parte del proceso de dar una acogida cálida al nuevo miembro de la familia.
Su habitación será la zona que le hará soñar, que le creará ilusiones y que le dará seguridad.
Será el territorio destinado a crear su mundo interno. Será el depositario de sus experiencias más personales.
Invertir algo de tiempo y dedicación en preparar este emplazamiento con colores cálidos que le aporten serenidad y relajación, con juguetes de materiales naturales como la madera que le permitan desarrollar su creatividad son detalles importantes a tener en cuenta ya que será donde sus días y noches transcurran desde que llegó como bebé.
Su habitación será un reino privilegiado que sus papás eligieron para él, en el que descansará, dormirá, obtendrá la calma y el placer de jugar. Con el deseo implícito de que sienta bienestar y felicidad.
Le ayudarán así a crear un lugar de pertenencia, de expresión y de crecimiento único. La personalidad se va conformando desde que nacemos y el entorno en el que nos desarrollamos tiene que ver en ello.
<<Vivamos nuestro educar de modo que el niño aprenda a aceptarse y a respetarse así mismo al ser aceptado y respetado en su ser, porque así aprenderá a aceptar y respetar a los otros>>
Humberto Maturana.
Texto cedido a http://www.mimitoshome.es