Comienzo estas líneas marcando una nueva aventura. Un sendero que para muchos es de sobra conocido. Me refiero a escribir en este tipo de plataformas. Yo en cambio, me enfrento a tener que vencer «toda resistencia al exhibicionismo». Tan solo vaciaré mis reflexiones aquí.
¿Alguna vez habéis caminado por el lánguido y áspero camino de la enfermedad? Desgraciadamente la respuesta será afirmativa en casi la mayoría que lea estas letras. O bien porque hemos sido actores protagonistas, o bien porque lidiamos con ella acompañando, cuidando, arropando a quien la sufrió. En ese trayecto, distintas fases van surgiendo sin apenas darte cuenta de los lugares que atraviesas. El sentido de este recorrido es salir victorioso. Luchar por vivir. Quizás sea en otro momento donde podamos poner palabras a dicho recorrido pero no ahora…
Una vez ganada “esa” batalla, el agotamiento y el sentirse exhausta por el gasto de energía que has tenido que depositar combatiendo, es un sentir que puede hasta que te defina… lo haces tuyo. No importa el nombre de la enfermedad… cada camino es único, aunque sí es cierto que en mi mente se presenta “el gigante”. Hay quien lo llama cáncer… yo lo llamo “BICHO”. Este inicio tras la victoria, da lugar a sendas inciertas, en las que uno empieza ya a ser consciente de la dirección que está empezando a tomar. Pero aparece la incógnita: ¿Y ahora qué? Algo te indica que no eres tú, que algo hay de extraño en ti, que quizás necesites volver a saber de ti… volver a definirte y pintar de nuevo tu identidad. Como una página en blanco que reclama ser escrita o re-escrita.
¿No es eso lo que hacemos en circunstancias que exigen un cambio? Nos cortamos el pelo… Cambiamos de sitio los muebles del salón, dejamos el trabajo, pintamos de otro color la habitación, hacemos la maleta y nos mudamos… Estamos buscándo-NOS.
Y desde ahí, desde uno de esos senderos, empiezo este nuevo camino en “mi camino”. Sin saber muy bien nada acerca de la meta…siendo un ser humano más “EN BUSCA DE SENTIDO”.
Al tomar la decisión de publicar este baúl de reflexiones pensaba en él. Victor Frankl, médico psiquiatra austriaco internado en el campo de concentración de Auschwitz. Su historia llegó a mí hace muchos años… cuando en clase nos mandaron leer su libro: “El hombre en busca de sentido”. El libro relata su historia, prisionero durante muchos años, fue capaz de seguir confiando en su vida en medio de aquel despiadado exterminio.
“¿Cómo pudo él -que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio-, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de ser vivida?”
Si en aquella situación, solo nutriéndose de recuerdos de amor, sintiendo la desgarradora rotura de su propia vida, sin familia, sin nada…. pudo encontrar forma de subsistir, ¿podrá cualquier ser humano encontrarla en cualquier circunstancia?
Victor Frankl necesitó transformar sus días de holocausto en una historia orientadora que le permitió superar sus dificultades. Eso es lo que le permitió “volver a ser”, buscar y sostener razones para mantener la esperanza.
Todos desconocemos qué puede depararnos el futuro, por eso necesitamos apoyarnos en todos los “bastones” que tenemos a nuestro alcance, los recuerdos, el amor, el imprevisible zig-zag de lo que llamamos suerte, la energía de la vida… y luchar.
Lo más importante es construir nuestro rinconcito de rosas en ese camino de espinas, para poder sentir que ese lugar nos sostiene, que en él la desesperanza no habita.
Porqué unas personas pueden salir de la desgracia y otras no?
Aquí aparece ella, la gran dama, RESILIENCIA. Es un concepto que viene de la física. Se refiere a “la capacidad de resistencia elástica de algunos materiales para soportar un choque y volver a recuperar la forma inicial o aun lograr una forma mejor”. Es decir, es la cualidad que tienen algunos elementos al ser sometidos a condiciones extremas.
En psicología se ha adoptado este término para describir “la capacidad que algunas personas poseen para superar las adversidades y traumas emocionales, sobreponerse e incluso salir fortalecidas de ello”.
Creo que todos conocemos personas que tras sufrir grandes traumas o tras haber pasado situaciones complicadas… siguen escribiendo su historia. Algunas personas tienen eso, eso que no sabes qué es exactamente ni el cómo lo consiguen… pero que atraviesan duros caminos y parece incluso que sacan fuerza de ellos.
Quizás nuestra forma de interpretar el mundo y la manera en la que afrontamos las adversidades tenga algo que ver… ¿por qué no aprender a afrontar desde un lugar distinto del que solemos hacerlo?
“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontar ese sufrimiento”. Victor Frankl.
Leía el otro día: “Además de ser un conjunto de átomos, moléculas y células el hombre es un compuesto formado por un conjunto de historias. Una cosa es lo que uno es, físicamente hablando, y otra de dónde viene uno y sobre todo, a dónde va (psíquicamente hablando)”. Y hacía mía esta frase prestada desde estrechos rincones platónicos: “Estamos hechos de historias”.
Cuando uno de nosotros acude a psicoterapia, lo que en definitiva busca es dar sentido a su historia… y no hay mejor comienzo que empezar pintando un cuadro con tu vida.
Las historias son la base de nuestra identidad, y necesitamos dar un sentido a nuestra historia, para construir nuestra identidad. No es un buscar sentido desde lo racional… desde ese lugar no nos aportará más que vacío, sino desde un lugar interno.
¿Crees que serías la misma o el mismo sin las desgracias que has vivido? ¿No son estos desgarros los que hacen “buscar sentido”? Desde luego, yo no sería la misma… no es lo mismo tener pérdidas tempranas de las principales figuras de apego que no tenerlas, sentirte estigmatizado por tu condición sexual desde niño que no sentirlo, atravesar la vida con dificultades físicas y/o mentales que no hacerlo, sufrir abusos o maltrato que no sufrirlo, combatir en duelo al BICHO que solo conocer su temido nombre de pila…
“LOS PEORES MOMENTOS DE NUESTRA VIDA NOS HACEN QUIENES SOMOS”.
No nos dejan la misma huella los buenos momentos.
Victor Frankl le puso palabras a su vivencia y gracias a eso llegó a nosotros… pero hubo muchos OTROS que atravesaron y salieron de aquella experiencia de exterminio.
No sé si es mi pequeño homenaje a tanto que significó su libro para mí, o un gran homenaje a todas aquellas personas que resistieron y re-vivieron sus vidas; a tantos supervivientes de vidas complicadas, duras, desgarradoras vidas que se cuelan cada día en nuestras casas a través de los medios y los miles y miles de ellas que jamás podremos conocer ni nombrar; a todos ellos que viven “LO IMPOSIBLE” y exprimen su resiliencia sin saber cómo; a cada una de las personas que vencieron las adversidades que la vida les colocó; a cada una de las personas que tuvieron que luchar desde que nacieron (discapacidades, raza, sexualidad…) y a las que les sucedieron atrocidades (violaciones, accidentes, sobrevivientes del tsunami, de guerras, de desastres naturales…); a todas aquellas personas que perdieron a sus hijos, a sus padres, hermanos, a sus personas amadas…; a aquellas que se encaran a las enfermedades; y a todas aquellas que no encuentran un cómo para salir de esos fangos, que no se rindan y puedan empezar a re-construir su historia “victoriosa y triunfal” a pesar del dolor.
“No sé si soy una persona triste con vocación de alegre, o viceversa, o al revés. Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días”. Mario Benedetti.
Te deseo toda la suerte del mundo. Te lo mereces
Un beso
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